
Definición:
La obsolescencia programada u obsolescencia planificada es la determinación o programación del fin de la vida útil de un producto, de modo que, tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante o por la empresa durante la fase de diseño del mismo, este se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible por diversos procedimientos, por ejemplo por falta de repuestos, y haya que comprar otro nuevo que lo sustituya. Su función es generar más ingresos debido a compras más frecuentes para generar relaciones de adicción (en términos comerciales, «fidelización») que redundan en beneficios económicos continuos por periodos de tiempo más largos para empresas o fabricantes. El objetivo de la obsolescencia no es crear productos de calidad, sino exclusivamente el lucro económico, no teniéndose en cuenta las necesidades de los consumidores, ni las repercusiones medioambientales en la producción y mucho menos las consecuencias que se generan desde el punto de vista de la acumulación de residuos y la contaminación que conllevan. Esta práctica ha creado un creciente malestar entre los consumidores, por lo que en tiempos recientes, activistas, medios de comunicación, organizaciones e incluso los mismos consumidores y varias empresas están llevando acciones para revertir esta práctica.
Obsolescencia de software
La obsolescencia programada en el software se inicia desde el momento en que el fabricante impulsa a los consumidores a renovar / actualizar su versión de los programas informáticos porque no continuará con sus actualizaciones y el respectivo soporte técnico (renovación de los controladores de impresora, compatibilidad con otros programas, soluciones a problemas imprevistos, parches de seguridad, actualización de la defensa contra el malware, reconocimiento de aplicaciones nuevas, etc.). De esa manera se comprará dos o más veces el mismo producto, añadiendo plusvalía al fabricante.
Un software que no goce de actualizaciones periódicas sufrirá eventualmente de obsolescencia debido a que se queda atrás en comparación a la tecnología digital al dejarse de desarrollar aplicaciones para el programa. Muchas veces estos programas informáticos discontinuados son llamados abandonware porque sus programadores «estancan» a propósito sus propios software con el fin de motivar al consumidor a comprar la nueva versión ya que, aunque los nuevos programas que introducen podrán leer el contenido de las versiones anteriores, una versión antigua no podrá leer los archivos del nuevo sistema.20? Ejemplo de esto fue la discontinuación del sistema operativo Windows XP por parte de Microsoft lo cual deja en el camino a la obsolescencia al sistema operativo ya que como comunica Microsoft, de seguir utilizando Windows XP se podrían presentar vulnerabilidades en la seguridad del equipo ante amenazas como lo son los virus21? a pesar de que en ese entonces, el 30 % de las PC en el mundo todavía seguía usándolo y el programa sustitutivo no aportaba nada realmente sustancial. Aun así, todavía se usa en dispositivos como cajeros automáticos y dispositivos médicos. Y varios desarrolladores de muchas de las aplicaciones y dispositivos más populares todavía le dan soporte.
Existe varios tipos de obsolescencia, en torno a cinco grandes grupos, pero vamos a detenernos en los tipos que nos afectan directamente software y productos y componentes electrónicos en general estos dos grandes grupos están íntimamente entrelazados el uno con el otro, si en un sistema no se actualizan los controladores o ciertas brechas de seguridad o agujeros que pueden presentarse en el futuro la maquina en cuestión no estará funcionando óptimamente, igualmente si un producto de hardware se descataloga no dando soporte el servicio técnico a ese producto determinado, la conclusión en los dos casos es que tendremos que cambiar de máquina.
Como nos afecta:
Nos referiremos tanto a software como hardware, los fabricantes en general suelen denominar «ciclo de soporte oficial» durante el cual actualizan parches de seguridad cuando la comunidad avisa sobre una vulnerabilidad en un periodo de tiempo más o menos razonable se suele corregir dicha vulnerabilidad y también el sistema o software que lo hace funcionar.
Pasado este periodo los fabricantes suelen denominar a este ciclo EOL ( end of life ) con lo cual este sistema queda totalmente expuesto a vulnerabilidades conocidas o futuras, en algunos casos excepcionales se han hecho actualizaciones pero se trata de algo realmente excepcional.
Debemos de tener esto muy en cuenta en sistemas que sean críticos o que estén permanentemente conectados a internet.
Que hacen las autoridades:
Para conseguir reducir el impacto en el medioambiente que tiene nuestro nivel de vida, la Comisión Europea ha aprobado una nueva normativa que obligará a las empresas a ofrecer piezas de recambio de los electrodomésticos hasta 10 años después de su compra.
La ley española establece un plazo máximo de 7 años actualmente, por lo que la UE sólo habría aumentado varios años el plazo. Sin embargo, sigue siendo necesario contar con la intervención de un técnico especializado que arregle el aparato, lo cual aumenta el precio de la reparación y las piezas de recambio siguen tardando varias semanas, con lo cual nos quedamos sin el electrodoméstico y mencionar que los fabricantes suelen incluir nuevas funcionalidades en los equipos nuevos.
Esta normativa se aplica a los electrodomésticos más comunes, como lavadoras, neveras y dispositivos de iluminación, dejando al margen toda una amplia variedad de dispositivos electrónicos que también contaminan y cuentan con una vida útil limitada por las compañías.
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¿ Que podemos hacer ?
En España apenas se han dado pasos en la dirección de solucionar este enorme problema. En el mes de febrero de 2015, el Gobierno adaptó el Real Decreto sobre residuos y aparatos electrónicos al dictamen elaborado por la Comisión Consultiva de Transformaciones Industriales del CESE, que promueve la reutilización.
En cuanto a la sociedad civil, existen diversas plataformas para denunciar la obsolescencia programada y reclamar productos libres de esta práctica. La Organización de Consumidores y Usuarios, cuyo propósito es conseguir una ley en España similar a la aprobada en Francia, promueve una campaña larga vida a lo que compro, así como diversas organizaciones ecologistas y de consumidores.
A nivel particular:
Explorar las posibilidades de poder reparar antes de tirarlo, muchas veces las reparaciones no son excesivamente caras, siempre lo mejor es asesorarse con un profesional.
Reutilizar nuestros dispositivos, algunos dispositivos pueden tener una segunda vida o dedicarlos a otro uso que no sea quizás tan exigente como el de nuestro día a día, pueden brindar un gran servicio durante un dilatado periodo de tiempo.
Aprovechar los accesorios que vengan con ciertos dispositivos, como auriculares, cargadores, etc.
Realizar la correcta gestión de residuos
Priorizar la compra de productos y la contratación de servicios que sean respetuosos con el medio ambiente, fabricados sin obsolescencia programada, y si es fabricante de algún producto, fabricarlo sin obsolescencia programada. Utilizando preferiblemente producto local.
Apostar por una responsabilidad ambiental y la preservación del Medio Ambiente local.
Consultar las empresas que están adheridas al sello ISSOP.
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